¿Pueden las Ciencias Sociales responder a las demandas de la sociedad actual?

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Ese fue uno de los tantos interrogantes que se pusieron en discusión en el 4° Encuentro de la Cátedra Libre «Las Ciencias Sociales y la defensa de la Universidad Pública», bajo la consigna: «Ajuste en Ciencia y Técnica. ¿Qué pasará con las Ciencias Sociales?». La cátedra fue abordada por los/as docentes Andrea Torrano, Sofia Soria y Andrés Echeverry, pertenecientes al Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad – Conicet (CIECS / FCS).

El punto de partida para analizar el problema coyuntural de las ciencias sociales, en el marco de las políticas sobre las áreas de Ciencia y Técnica por el actual gobierno nacional, inició con un repaso por las diversas transformaciones ministeriales que se fueron dando en latinoamérica. Las semejanzas con el tratamiento en la falta de inversión y el vaciamiento en las investigaciones que se dan en países como Colombia, Chile, Costa Rica, México y Brasil, han marcado un importante retroceso y desintegración en esas áreas. Esta situación regional también ha impactado en Argentina tras la decisión política de eliminar el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT) y su reducción a Secretaría ministerial, impulsada por el presidente Mauricio Macri durante el mes de septiembre. Esa decisión coronó una progresiva desjerarquización del trabajo científico en general, y de las ciencias sociales y humanas en particular.

Los/as docentes remarcaron, mediante una comparativa con antecedentes que se expresaron desde propuestas del Conicet frente a las que fueron presentadas por «Cambiemos» en 2015, una serie de conceptos que permitireron traslucir como la ciencia «ha quedado reducida a un tipo de investigación y no a un campo científico más abarcativo».

Tomando en cuenta esa propuesta de campaña, «el campo del Desarrollo Social es uno de los que menos se planeó estratégicamente», alertó Echeverry. Es allí donde docentes, estudiantes, nodocentes y egresados/as pusieron de relieve algunas cuestiones: ¿Cuál es el plan nacional sobre las ciencias sociales para el 2020? ¿El Estado tiene en cuenta la cantidad de investigadores/as en proporción por el número de habitantes? ¿De qué forma las ciencias sociales puede responder las demandas de la sociedad?

De acuerdo al análisis de los/as expositores/as, los últimos dos o tres años, desde el Estado nacional se piensa a la ciencia desde una concepción «neoliberal». O sea, pensada más como un mercado. Y de esa forma, se sigue subestimando a las ciencias sociales y otros tipos de investigaciones o áreas, que son vistas sólo con criterios económicos. En ese sentido, si se revisan los presupuestos 2018 y 2019 en relación a la inversión en Ciencia y Técnica, la comparación es «mentirosa». Ya que si bien los porcentajes de financiamiento no son tan bajos, en relación a otras áreas, la desinversión en realidad trae un arrastre desde el vaciamiento en el presupuesto anterior.

La contracara a los enunciados discursivos del gobierno actual sobre la apuesta a la Ciencia, lo muestra diariamente el vaciamiento sobre las unidades ejecutoras como el Conicet, el CIECS o las carreras de investigador/a. No sólo por el bajo poder adquisitivo de los salarios o la falta de financiamiento, sino también por la presión hacia los/as investigadores/as en tener que autofinanciarse sus proyectos. Esos cambios, alteran las tareas y objetivos finales en los que deben centrarse el campo científico.

Desigualdad de género y persecución en redes

No obstante, la desiguladad no se presenta sólo en lo enconómico, sino también en la cuestión de género. «Las mujeres, por ejemplo, no ocupan cargos directivos. En todos los documentos y propuestas se transmite cierta paridad de género pero que no se trasluce en las estructuras jerárquicas», explicó Sofia Soria.

Otra situación que se visualiza respecto a la presión sobre el trabajo de los/as investigadores/as, es el hostigamiento que sufren esos actores en las redes sociales. La persecución en comentarios o publicaciones mediante el uso de trolls sobre problemáticas económicas, recaen negativamente sobre la inversión en Ciencia y Técnica, aseverando que se trata más de un gasto, que de una inersión. Los/as docentes presentaron algunas de los comentarios y repercusiones que se generaron a raíz de tendencias en el conflicto con Conicet. Persecución basada en términos despectivos sobre la labor científica.

Es así que «una información no chequeada puede coincidir con una creencia del público que la consume, y termina desinformando y generando tendencias negativas, sin tener información precisa sobre lo que sucede», analizó Echeverry.

Paradigmas blandos

En el encuentro también se hizo mención sobre el posicionamiento que ocupan los/as investigadores/as en el campo científico, vistos/as más como emprendedores/as que como profesionales de la ciencia. Eso corresponde a un tipo de financiamiento basada en el «paradigma blando», donde se deben buscar fuentes alternativas de inversión, con una baja dependencia del Conicet.

Finalmente, el cuarto encuentro culminó con la lectura de una serie de interrogantes que dieron pie al debate. En ese momento, los/as asistentes dieron a conocer sus experiencias, trayectorias y conocimientos en base a cuestionamientos sobre qué rol cumplen las ciencias sociales por sobre las demandas sociales. En resúmen, los/as asistentes/as concluyeron en que, por más que no exista una demanda concreta por parte de la sociedad o una «cuestión pública» dentro de la «agenda política» del gobierno de turno, no se debe abandonar la investigación y el progreso científico. «El desarrollo social, no es algo que debe dejarse en manos de la economía u otras decisiones políticas», sintetizaron los/as participantes.